domingo, 20 de febrero de 2011

EL CÍRCULO POLÍTICO

(Si la obra se va a representar separada de los otros "Círculos", se puede utilizar el título de: Pedigrí.)


Monólogo interior.  

La puesta en escena debe configurar un escenario casi vacío y con la menor cantidad de elementos.  La acción se desarrolla en lugares que se marcarán con círculos de luz dispersos, esquizofrénicamente distribuidos.  Es un espacio imaginario, lleno de fantasmas políticos, de voces y gestos a los que reacciona la protagonista, dejando que el índice de realidad lo decida la experiencia del espectador.  Las pausas son a discreción de la actriz y del director.  La interlocutora de la mujer, invisible para el público, debe ser lo suficientemente ambigua como para confundir al espectador o diferir su denotación hasta el final.

MUJER
 ...otra vez me está mirando.  Y dale, que parece que... y sí, me revienta, me revienta.  No me pierde pisada ni un instante, pero ¿quién se cree que es?  Una todo el día de aquí para allá, refregando como una estúpida toda la basura ajena, para que ella, tirada ahí, me ande mirando todo el día.  Tirada como una reina, eso, como una reina.  No, si dios existiera, esto seguro que no pasaba, ¡qué va a existir!  Pero un día, mirá, un día te lo juro que la mato, la mato.  La agarro así, así bien justito del cogote y la ahorco, aprieto, aprieto, hasta que abra su linda boquita.  Otra vez estos pañales, me tienen harta.  Estos chicos cagan como canarios, a cada rato, de a poquito, para joderme, eso, para joderme.  Yo los agarraba, les daba una paliza y vas a ver cómo los acostumbraba a cagar una vez por día.  Son unos malcriados, se la pasan gritando como mongólicos todo el día,... y ‘que la tuerca se me perdió, el autito me lo sacó él, quiero el autito, es mío, no, es mío, ¡cuidado, que se lo lleva a la boca!’ ...a la boca, a la boca, ojalá se ahogue, con esa cara de bobito y es un pequeño hijo de puta que algún día nos hará cagar sangre.  (A la interlocutora.) Y dale, sí, ¿no me ves? Estoy refregando los azulejos, mirá, mirá qué brillantes los dejo, ¿te gustan?  No vayas a dejar de mirarme.  Qué vida te pasás, todo el día ahí, cerca del ventilador, con el calor que hace.  Claro, ella puede tener calor, pero una que se mata laburando, no, si parece que una fuera una porquería, a vos qué te importa, no es cierto, si no tenés ninguna preocupación, siempre ahí, tirada, media dormida, te doy de comer, te arreglo bien los trapos, y encima, claro, que te alcance agua siempre bien fresca, pobrecita, con este calor.  Y a una que la parta un rayo.  Si tuvieras que laburar todo el día y llegar a la casilla como yo, ir a buscar al Pedrito a la casa de mi mamá, y lavarlo y limpiarle los pañales, y prepararle la comida al Avelino, ah, entonces ibas a saber lo que es bueno.  Porque mirá, yo no sé qué mierda pensás mientras me estás ojeando, pero te juro que hay días en que me siento mareada de tanto andar y para nada, ¿sabés? ...porque el otro día le quise comprar al nene un juguete y no pude, por eso me llevé el autito amarillo, total, a éstos no les va a faltar otro.  Los domingos, sí, los domingos, lo único que pienso es que ya se viene el lunes y que tengo que estar temprano aquí juntando la pila de pañales meados, grandulones, yo les iba a dar, encima las sábanas... ¡no les da vergüenza! ...las sábanas todas manchadas... y no me puedo divertir sabés, los domingos no me puedo divertir...el Avelino me mira, sí, me mira como vos, echado en la cama, pobre, si trabaja como un burro, y me dice, che, Juana, qué te pasa, y qué me va a pasar, que ya casi no puedo disfrutar del domingo, claro, vos no entendés nada, qué vas a entender, todo el día ahí, tranquilita, al lado del ventilador... ¡Qué calor, eh!... mientras los demás se revientan.  No, si algún día te voy a ahorcar y despacito, despacito, para que sufras bien, como yo sufro el calorcito éste y la humedad, la humedad, lo que mata es la humedad, ¿no te das cuenta? (A los niños.)  ¡Basta, acaben de una vez!  Cuando venga su padre le cuento, eso, para que los cague a palos, malcriados, dejá de jugar con ese cuchillo que te vas a cortar, no entendés, te vas a cortar, dejálo te digo, ma' sí, llorá, llorá hasta que te cansés, más cansada estoy yo, sabés, de lavarte el culo, grandulón, ¿cuándo vas a pedir, eh? ...no tenés lengua, decíme, ¿te la comieron los ratones?, ay, pobrecito, cómo llora, dale, dale, ¿sabés los pibes que lloran de hambre?  ¡Claro, a vos qué te importa, si a vos lo único que te importa es que yo te deje jugar con el cuchillo, y mirá, si por mí fuera, te lo dejaba, para que te cortés las venas de una vez ...pero no puedo,  ¿y sabés por qué? Porque si no, voy en cana, y me quedo sin trabajo, y entonces mi Pedrito se muere de hambre, todo el día sin mamá, ya bastante desgracia tiene, pobrecito, que su mamá y su papá tienen que laburar todo el día, y apenas si nos ve los domingos, cansados como perros... (A su interlocutora.) ¡Eso, dale, miráme, dale! (A uno de los niños.)  Y vos no entendés nada, grandulón, porque tu mamá no está, porque se debe andar pelotudeando con sus amigas, las putas ésas que vienen siempre todas quemaditas.  ¡Qué calor! ...y estas tilingas se aguantan desnudas como tres o cuatro horas al... (A la interlocutora.) ¡Ah, y vos, por qué no las mirás a ellas, no, te dormís, eso, a ellas nada, no es cierto?  Decíme, a vos te tienen aquí para vigilarme, que limpie bien, que planche bien, que lave bien, que cuide bien a los chicos, y todo por un sueldo miserable que no me alcanza ni..., si no fuera por el Pedrito, te aseguro que..., que... les incendiaba la casa... éstos se hacen los vivos, pero si Perón viviera iban a ver cómo los hacía cagar, tenés que verlos, cómo gastan en boludeses, juguetitos, trapos para la señora, adornitos para el living, llamaditas a tomar el té, regalitos para Chuchuna, y no sé cuántas cosas, y una pudriéndose el alma por cuatro pesos de mierda, si dios existiera, eso no pasaba, esto no pasaba... ¡Qué va existir!  Y a vos, a vos que te dejan para controlarme, te agarraba del cuello, despacito, despacito, y te ahorcaba, mamita, te dejaba toda tiradita así, como estás siempre, pero sin mirarme, mirá qué joda, sin mirarme.  Otra vez, otra vez el timbre, no, el teléfono y...la puta que los parió, si me tiene podrida, qué pasa, hola, sí, la muchacha, ah, está bien, sí, los chicos están bien, sí, lavé toda la ropa y enceré el comedor, no, eso todavía no, yo pensaba mañana, ¿sabe?... porque tengo que llevar al Pedrito al..., está bien, y bueno, sí, me quedo, la espero, les preparo algo y los meto en la cama, sí, sí, los baño, sí, está bien, está bien... ¿Por qué no cuidás vos a tus hijos, perra de mierda, yo te iba a dar té canasta en el clú y (A los niños.) Uds., borregos de porquería, vamos, metan los juguetes en esa caja y rapidito, a bañarse, a bañarse, el único que se jode es mi Pedro, y con esas anginas, éstos ni anginas tienen, hasta esa suerte, y mi Pedro ni puede dormir de la fiebre, con esa tos, y esa tos, y éstos todo el día en el agua y nada, che, si parece que los pobres no tuviéramos ni dios ni diablo, hereje le dijo ese cura de porquería a mi tía Rosita porque le prendió una vela a la Difunta Correa, qué sabe, qué sabe él los milagros que hizo, no por nada la gente le deja agüita y tantas cosas, y dicen que las venden, luego las venden... ¿Dónde habrá ido a parar la trenza de la Chocha? ...mirá la promesa que se mandó y, decíme, ¿se casó o no se casó con el Gringo?  Mirá que tuvo suerte, agarrarse al Gringo, no fue sonsa, la pucha, los gurises que va a tener, con ese guacho de pelo rubio y esos ojitos, las pibas del barrio se volvían locas con los ojos del Gringo, y se casó, claro que se casó, gracias a la Difunta, por eso el Gringo le llevó la trenza cuando fue a San Juan... Me acuerdo la alegría, yo le decía al Avelino, estos chicos, estos chicos van progresando, primero se casó, luego se compraron el camión, y ahora trabaja como un burro, pero, claro, con tantos días fuera de casa, quién sabe las mujeres que ha de tener por ahí, con esa pinta... Cualquiera afloja, y claro, además en las rutas, esas mujeres...(A los niños.) no, che, dejá eso, que te rompo la cabeza de un golpe, vamos, los dos a la bañadera he dicho, ma' que fría ni qué fría, ya va a salir caliente, vamos, otra vez, llorá, otra vez, pero si parecés un mariquita. (A la interlocutora.) ...y vos, otra vez, ¿por qué no te quedaste abajo? ¿Te pensás que los voy a matar?  No, no los voy a matar, apenas los voy a resfriar un poquito, dale, mirame bien, ¿qué? ¿no me conocés? ...y claro, tirate otra vez en la alfombra, no te vayás a resfriar vos, ¿no querés que te tape?  (A los niños.) Y ahora duerman, duerman de una vez, y cuidadito con mearse en la cama porque les corto el pito, ¿saben? Se los corto y se los tiro a... (A la interlocutora.)  Vamos, bajá vos... ¡Otra vez!  ¡Otra vez el teléfono, pero no doy más, no se dan cuenta, y vos ahí, ni siquiera para eso servís, ni para atender el teléfono... Sí, ella habla, ¿qué pasa Chocha? ¡No me asustés! ¿Qué crú? ¿Qué le pasa al Pedrito? ¡Dios mío, mirá que me vuelvo loca...! Chocha, escuchame,... ¿al hospital?  ¿al hospital para qué? ¿Y Avelino? ¿Dónde está?  ...pero cómo, si era un poco de tos, y... Y no, no puedo irme, la señora va a llegar tarde, los chicos están solos.., y sí, haceme la gauchada.  ¿No me mentís, Chocha, no?  No, no lloro, pero...¿cómo que se ahogó? ¿Cómo?  Si son anginas, mirá, apenas llegue la turra ésta, me voy para el hospital.  Chocha, cuidalo como si fuera tu hijo, por favor, hacelo por mí, por el Gringo, qué sé yo, ...sí, ya sé, ya sé, rezale a la Difunta, yo ya voy, gracias Chocha.  (A la interlocutora.) ¿Y qué te pasa a vos, perra de mierda, no te das cuenta que mi hijo se está muriendo y que yo tengo que estar aquí, la puta que los parió, encerrada como si estuviera presa, por estos chicos de porquería? ¿...y si me fuera? ...ma'sí, me voy, pero me van a echar, dejar los chicos solos, me echan de seguro... ¿Qué hago, mamita?  Y sí, me voy, aquí tiene su delantal, si supiera escribir le dejo un papel, la puta, te juro virgencita que si Pedro sale a flote, aunque me reviente, me voy a la escuela ésa de noche, te lo juro, madrecita, y vos no me ladrés, perra de porquería, no me ladrés porque sabés qué te hago... Vení, vení, chiquita, venga, pobrecita, a ver ese cuellito tan lindo, tan lindo, si no me voy a ir, ya no vas a mirar a nadie, sabés, a nadie, ya no me vas a vigilar, ni a mí, ni a otra, ya no vas a mear el patio cuando lo lavo, ni me vas a sacar la ropa de la soga, porquería, abrí esa boquita, abrí ese hociquito, respire, pobrecita, respirá, ah, ahora no me mirás, revoliá los ojitos, revoliá... ¿a ver esas patitas cómo patalean? ¡cómo pataleás... dale, no me mirás ahora, ladrá, ladrá... ahora, sabés una cosa, si mi Pedro se muere quemo todo, quemo todo, y con tus patrones adentro, hija de puta!


APAGÓN


Copyright del autor.  Gustavo Geirola, 1999